miércoles, 14 de octubre de 2015

De "guerrilleros" a "bandoleros": la historia del crevillentino Jaume el "Barbut" y el principio del siglo XIX


Coincidiendo con la explicación de la Guerra de la Independencia (1808-1814) y los reinados de Carlos IV y Fernando VII, emerge una figura muy característica del siglo XIX español: la del guerrillero convertido a bandolero, o no "sabemos qué fue antes".

Entre dichas figuras decimonónicas, aparece en el sureste español, y más concretamente en la ciudad de Crevillent, y en todas las cercanías, Jaime el Barbudo o de la Sierra / Jaume el Barbut o de la Serra.

Os dejo a continuación el artículo "El Bandolero del sureste peninsular" publicado en diciembre de 2006 en el blog Una historia curiosa.





Jaime José Cayetano Alfonso Juan, más conocido como “Jaume El Barbut o Jaume De La Serra” fue un bandolero de principios de siglo XIX que nació Crevillente el día 26 de Octubre del año 1.783. De familia humilde, hijo de Jaime Alfonso Juan y de Maria Antonia Juan Carrillo. Desde su infancia se dedica a la ganadería por las montañas de la zona con lo cual no había rincón en toda la sierra que Jaime no conociera.




Cuando cumplió los veinticinco años se fue a trabajar al viñedo de una finca de Catral donde conoció y posteriormente se casó con Antonia Gracia Doncella con la que tuvo dos hijos, José María y Juana Alfonso.

En 1.806, en el pueblo de Catral era famoso el bandido apodado “El zurdo”, un ladrón sin prejuicios, al que seguía una gran banda. Una de aquellas tardes El Zurdo intentó robar uvas en la finca donde Jaime trabajaba, pero Jaime le resistió, el Zurdo ante sus seguidores calló muerto de un trabucazo que Jaime le propinó en el pecho. Aquí empezó la vida de Jaime como bandolero.

Jaime huyo al monte perseguido por los hombres de El Zurdo buscando venganza pero desistieron viendo que no había forma de seguir al Barbudo por aquellos terrenos.

Pensó entonces en entregarse a la justicia de Catral que, después de explicarle lo sucedido incluso se lo agradecerían pero, seguro que cuando apareciera los del zurdo acabarían con él.

Así que de noche volvió a hurtadillas al pueblo para recoger a su familia y ponerlos a salvo llevándolos a la barraca de su cuñada en Orihuela. Sabía que tarde o temprano los del zurdo le descubrirían, por ello fue a refugiarse a la sierra de Abanilla. 

El Barón Taylor que fue ayudante de campo del General de Orsay en la Guerra de la Independencia, visitó esas tierras como comisario de la comedia francesa , y se encontró con el Barbudo, éste, a cambio de un precio razonable le dio su escolta y protección durante varios días y, cuando se despidieron, como recuerdo se intercambiaron sus armas. De esta forma, en la biblioteca del Barón Taylor en París, estuvo colgado durante años el trabuco de Jaime el Barbudo.

Durante la Guerra de Independencia (1808-1814), luchó contra los franceses en la Región de Murcia pero, después de la guerra, volvió a su estado de bandolero donde de nuevo es perseguido por tropelías que se le imputan.

Ya en el trienio liberal, se muestra en contra de él, ya que promulgaban una ley contra los bandidos. Tras la proclamación del rey Fernando VII, el bandolero se convierte en un héroe.

Más tarde volvía a revelarse la impunidad con la que obraba el bandolero, poniendo en entredicho la frágil seguridad que ofrecían las vías de comunicación entre los pueblos del Vinalopó con las zonas de Orihuela, Murcia y Cartagena, imposibilitando el libre tránsito de mercancías y viajeros, pese a los considerables gastos que suponía el mantenimiento de varios contingentes armados asignados a la persecución del Barbudo. Se atribuyó el fracaso del ejército al frecuente relevo de los destacamentos militares, ya que cuando un comandante adquiría la suficiente destreza y dominio del terreno en el que se desenvolvía El Barbut, era reemplazado por otro regimiento, teniendo que acomodarse nuevamente la tropa al terreno. A ello se unía el gran apoyo y protección que brindaban los habitantes de la zona al bandido crevillentino.

Se trató de realizar una suscripción popular con el fin de reunir 5.000 duros, y destinarlos a exterminar al Barbudo y su pandilla. El editor del diario popular de Murcia ofreció el monto de medio año de su diario para dicha colecta. Unos días más tarde, el redactor recibió una notificación del bandolero manifestándole: “que una noche entrará en Murcia y le arrancará de la entretela del corazón el importe de su oferta.”. Crecía la consternación y el desánimo en los pueblos, cada vez era mayor el número de voces que reclamaban fuertes medidas contra los ladrones. Distintos rotativos publicaron un decreto emitido por el jefe político de Valencia, Francisco Plasencia signado el día 7 de agosto de 1.821. En el referido edicto el rey Fernando VII gratificaba a Juan Navarro, integrante de la milicia local de Novelda, por el mérito contraído al eliminar al famoso Marrana, integrante de la partida de Jaime. El monarca le concedió una gratificación de 10.000 reales de vellón, a la vez que ofrecía una recompensa de 30.000 reales por la captura de su cabecilla Jaime Alfonso, 10.000 reales por cada sujeto que estuviera más de 4 años en la banda y 6.000 por los individuos que se hubieran incorporado con posterioridad. Medidas que pretendían el más pronto exterminio de la totalidad de la cuadrilla.

Los últimos años de su vida se puso en contacto con El Ángel Exterminador, un grupo ultracatólico de Murcia que, finalmente, lo acabaron traicionando y fue detenido y posteriormente condenado a muerte.

En la plaza de Santo Domingo de Murcia se habían instalado dos cadalsos, plataformas provisionales, construidas principalmente de madera, en la plaza principal de una ciudad para ejecutar públicamente una pena de muerte como escarmiento, uno para el garrote y otro para la horca. Si ya el garrote era considerado denigrante para el ajusticiado, la horca era lo destinado a la calaña, donde finalmente lo ajusticiaron el día 5 de Julio de 1.824. Pero la autoridad tenía que dar un escarmiento al pueblo que había convertido a Jaime el Barbudo en un héroe, de forma que se descuartizó el cuerpo de Jaime desmenuzándolo en partes para luego ser fritas y de esta forma evitar que se descompusieran.

Cada parte de su cuerpo fue metida en jaulas de hierro y fueron colgadas en postes bien visibles en los pueblos de la comarca. Su cabeza fue expuesta para escarmiento público en el ayuntamiento de Crevillente, una de sus manos se colocó en el puerto de la Mala Mujer, cerca de Hellín, un brazo en Elche y otro en Murcia, el pie derecho fue a Hondón de las Nieves y el pie izquierdo a Jumilla.

A Jaime, aún hoy, se le recuerda como por todos los rincones donde actuó.   

Os dejo, además, un par de enlaces para completar toda la información relativa al contexto histórico al que nos referimos y concretamente a la historia de es personaje histórico:


http://bandoleroromantico.blogspot.com.es/2010/04/jaume-el-barbut.html

http://www.alicantevivo.org/2007/07/jaume-el-barbut.html


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